La rivalidad entre Stephen Curry y LeBron James no alcanza aún las cotas a la que llegaron en otras épocas la de Bill Russell y Wilt Chamberlain, Larry Bird y Magic Johnson, Michael Jordan y Kobe Bryant, o recientemente la del propio LeBron y Kobe, pero va camino de hacerlo.
Con sus dos megaestrellas en primera línea del escaparate deportivo mundial, Golden State Warriors y Cleveland Cavaliers comienzan esta madrugada en Oakland su lucha por el anillo de la NBA. El mejor equipo del Oeste (73-9) frente al mejor del Este (57-25) en la final más apasionante y presuntamente igualada de los últimos tiempos.
Los Warriors ya han hecho historia esta temporada al establecer el mejor balance en temporada regular de todos los tiempos, pero como han repetido hasta la saciedad sus protagonistas: "73-9 don't mean a thing without the ring" (el 73-9 no significa nada sin el anillo).
El esfuerzo para lograr ese hito, pues Steve Kerr no rotó en exceso a sus primeros espadas en pos de su consecución, podría pasar factura a los Warriors, que llegan con moral tras remontar un 1-3 ante los Thunder, pero más castigados físicamente tras unos playoffs más duros (12-5) que los de su rival (12-2).
Será la revancha de la pasada campaña, en la que los Warriors conquistaron el anillo en una final que orbitará, como entonces, en torno a sus dos grandes referentes, Stephen Curry y LeBron James. El mejor jugador del mundo las dos últimas temporadas frente al mejor jugador del mundo los últimos años, justo hasta la brutal irrupción del base de los Warriors.
Curry ha cambiado el baloncesto moderno con su velocidad de ejecución y, sobre todo, con sus estratosféricos triples, más cercanos muchas veces al círculo central que a la línea de 7,24 m. Y eso con 1,91 m y una fisonomía corriente, casi enclenque.
Esta temporada ha pulverizado además el récord histórico de triples de la NBA en temporada regular con 402 (450 sumando los anotados en playoffs) que el mismo había establecido la campaña anterior con 286. Su idilio con los triples no tiene límites. Y su ambición tampoco: "Estamos listos para luchar contra los Cavaliers, un gran equipo al que respetamos, como al resto, pero estamos listos para revalidar el título".
'King' James, hombre récord
El modus operandi de Curry no tiene nada que ver con el de una fuerza de la naturaleza como LeBron, que arrasa a sus rivales por abrasión. Esta será su sexta final consecutiva, con lo que igualará a los Celtics de los 60 de Bill Russell y Red Auerbach. Palabras mayores incluso para un devorador de récords como él.
En su carrera ha jugado ya siete. Sólo cuatro jugadores -Abdul-Jabbar (10) Magic Johnson (9), Derek Fisher y Michael Cooper (8)- disputaron más que él, un tipo cuyo ego no pasaría por ningún aro de la NBA: "Estoy bendecido. El ser que está por encima de nosotros me ha dado una habilidad increíble y sólo trato de aprovecharla al máximo", dijo al hablar de esa sucesión de finales.
Será también una final de secundarios. En los Warriors, los triples de Klay Thompson, la garra de Draymond Green y la defensa sobre LeBron de Iguodala, MVP de la última final, serán claves. Tanto como para los Cavs son Kevin Love y Kyrie Irving, lesionados entonces. El trabajo de Irving sobre Curry se antoja crucial.
El sexto partido de la pasada final lo vieron una media de 23,2 millones de personas en EEUU, el segundo partido más visto desde que Michael Jordan conquistó su último anillo en 1998. Curry y LeBron tienen tirón por sí solos para poder superar ese registro.