La compra por parte del Ejército de Nicaragua de cincuenta tanques rusos T-72 por un monto de ochenta millones de dólares y aviones de combate y de entrenamiento de pilotos, Yakovlev 130, ha encendido las alarmas internacionales y en particular de países de la región que ven una ruptura del balance militar.
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El medio Russia Beyond the Headlines publicó el 29 de abril un análisis titulado ¿Para qué ha comprado Nicaragua tanques rusos?, en el cual se cita al historiador militar Alexander Sujánov, quien expresa: “Los tanques son un ‘juguete’ demasiado caro para luchar contra los rebeldes y los grupos armados ilegales. Por lo tanto, Nicaragua ve una potencial amenaza exterior en sus vecinos. Esto podría estar relacionado, por un lado, con antiguos conflictos territoriales y fronterizos, y por otro con los temores de Daniel Ortega de que los países vecinos cedan bajo la presión de Estados Unidos y, como consecuencia, exista la probabilidad de una intervención militar procedente de otro territorio con algún pretexto inventado”.
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Previamente, el 27 de abril el presidente costarricense Luis Guillermo Solís declaró al diario La Nación que “cualquier recurso que se gaste, especialmente en armas, en momentos donde estas no son necesarias, porque no hay hipótesis de conflicto que justifique una inversión de ese tamaño y equipamiento de tal sofisticación en la región centroamericana, constituye, más que una preocupación o una amenaza, un sentimiento de tristeza”.
La embajadora de Estados Unidos en Nicaragua, Laura Dogu, dijo a LA PRENSA la semana anterior que “estamos tratando de recibir información sobre este programa. Obviamente estamos leyendo sus noticias aquí y escuchando lo que están diciendo, pero necesitamos investigar eso un poquito más para entender exactamente el propósito y qué van a hacer”.
Las reacciones también se escucharon en Honduras. El diario La Tribuna publicó el 29 de abril las declaraciones del exjefe de las Fuerzas Armadas hondureñas, general de división en retiro, Romeo Vázquez, quien dijo que “el armamento de Nicaragua es una amenaza para nosotros, pero el Gobierno no le está dando la debida importancia”.
El comisionado de los Derechos Humanos de Honduras, Roberto Herrera Cáceres, declaró al diario hondureño La Tribuna que “la presencia de armamento es una amenaza a la vida de las personas y un riesgo. El sistema de integración centroamericana debe reunirse y elaborar un informe a la reunión de presidentes y tomar decisiones”.
“Claro que debe ser motivo de preocupación, pues la carrera armamentista no alterará las prioridades y absorberá recursos necesarios en educación, salud, programas sociales y planes ambientales para mejorar la calidad de vida de los centroamericanos. ¿Tanques contra el narcotráfico? No estamos para chistes”, dijo el diario hondureño La Prensa en su editorial del 1 de mayo.
Clima bélico
“Los millones de dólares del antojo sandinista es cuestión de ellos y del crédito o cooperación de la otra parte. Sin embargo, las consecuencias para la región rebasan un asunto puramente bilateral, pues no faltará quienes traten de crear y alimentar el clima bélico para orillar problemas más graves y urgentes que, en mayor o menor grado, son comunes a todos los países del istmo”, refirió editorialemente La Prensa de Honduras.