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Wilfredo Montalván

El Cosep navega en aguas peligrosas

El otro día mientras cruzaba el parque de La Merced en San José, Costa Rica, punto de reunión del conglomerado nica, tuve la grata sorpresa de encontrarme con mi buen amigo don Sinforoso Bravo, chontaleño y conservador de cepa, quien cómodamente sentado en una banca degustaba un rico vigorón.

Después de los efusivos saludos, don Sinforoso, hombre de 60 años, me dijo que tenía dos años de haber salido de Nicaragua y que la decisión de emigrar la tomó debido a que gran parte de su familia ya se encuentra en territorio tico y también por el desencanto que le produjo ver cómo mientras otros países progresan, el nuestro sigue debatiéndose en el desempleo, la corrupción y la extrema pobreza. “Y lo que es más triste —me dijo— hay gente que parece estar muy contenta con eso.” Entre estos últimos mencionó al Cosep y al cardenal Miguel Obando y Bravo.

Por hoy y por razones de espacio solo voy a tratar de analizar brevemente la posición del Cosep: a veces los nicaragüenses nos olvidamos que el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) es la organización que aglutina a los empresarios de las distintas ramas de la producción nacional cuyo fin principal es el lucro. Para ellos es más fuerte el tintineo de las monedas que los Derechos Humanos o el deseo ferviente de un pueblo ansioso de libertad. De vez en cuando algunos magnates de la institución nos salen hablando de la Responsabilidad Social de los empresarios, pero son puros cuentos chinos que ni ellos mismos se los creen.

Digo lo anterior porque históricamente está demostrado que la clase empresarial nicaragüense está, a tono con el país, entre los más atrasados del continente americano. Por un lado; siempre se han opuesto a las reformas sociales (Código de Trabajo, Decimotercer mes para los trabajadores, Seguro Social) y por el otro; políticamente siempre han servido de pie de amigo a cuanta dictadura se ha entronizado en el país en menoscabo de los ideales republicanos.

Durante más de cuarenta años la clase empresarial nicaragüense apoyó a la dinastía somocista y no fue sino cuando vieron que la codicia del dictador era insaciable, por cuanto había invadido todas las ramas del comercio y la industria, y cuando vieron que la barca somocista estaba a punto de naufragar, cuando decidieron que había llegado la hora de cambiar el rumbo. En parte, también se debió a la vergüenza que sintieron cuando vieron estupefactos que algunos de sus hijos, asqueados por su vergonzoso colaboracionismo, se marcharon a la montaña como guerrilleros a luchar, supuestamente, por la liberación nacional. Incluso el doctor Pedro J. Chamorro Cardenal, en sus empeños patrióticos, fue víctima de sus maquiavelismos, ya que le habían prometido cuando el desembarco de Olama y Los Mollejones (1959) que ellos realizarían simultáneamente una huelga general, la que nunca se produjo. Obviamente que el cambio radical de última hora fue demasiado tarde, porque casi todos terminaron con sus bártulos en Miami o en otros lugares, víctimas de la confiscación de sus propiedades.

Pero está dicho que “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”. El Cosep, consciente o inconscientemente, está cometiendo los mismos errores que lo llevaron al descalabro en el pasado. Casarse con un gobierno carente de legitimidad, tal como lo hicieron cuando el somocismo, lo que podría tener consecuencias fatales, en tanto, lo que deberían estar buscando a toda costa es el establecimiento de un Estado de Derecho que les garantice ad sécula seculorum sus inversiones y sus contratos financieros.

Razón tiene entonces don Sinforoso, cuando hablando del Cosep me expresaba: “Esos señores deberían comprender que lo único que puede garantizar sus inversiones son las leyes y no la voluntad de un dictador que ayer fue comunista, hoy neofascista y mañana no sabemos qué sombrero se irá a poner para seguir explotando al país en beneficio propio y de su familia”. Ojalá que así lo entiendan los del Cosep antes que sea demasiado tarde.

El autor es periodista y Secretario General de la Asociación de Nicaragüenses en el Extranjero (ANE).

Opinión cosep Empresa privada Nicaragua archivo

COMENTARIOS

  1. Hace 9 años

    Este es un acertado comentario, porque puede refrescar la memoria, con respecto a lo que ocurrio durante el Somocismo, pero tambien cabe recordar que los mismos que hoy se besan y abrazan con el COSEP, fueron capaces de atentar y asecinar a un presidente de ese organismo, plantandole armas en su vehiculo, acusandoles de Contrarrevolucionarios, son los mismos de ayer no cambiaron.

  2. Neocapitalista
    Hace 9 años

    Este escrito esta claro como un espejo de agua, Cosep tiene q tener cuidado
    es mejor tener un pais con leyes y orden,q depender de la voluntad de un dicta
    dor,q ayer era comunista(vividor de hoteles ticos),hoy neofacista y manana
    neocapitalista multimillonario q muy pronto sus compinches competiran en formas
    ventajosa contra el Cosep,igual lo q les paso en epoca de Somoza,la historia se
    volvera a repetir,cuando se den cuenta de la realidad sera demasiado tarde

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