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Nicaragua, Nica Axc, Daniel Ortega
Julio Icaza Gallard

Bribones, indiferentes e incautos

Gobernantes y gobernados somos igualmente responsables de las injusticias que en el orden político, económico y social se cometen. La responsabilidad colectiva es mayor cuando lo que enfrentamos es un régimen que día a día toma los rasgos de una tiranía. Étienne de La Boétie, en su famoso Discurso sobre la servidumbre voluntaria , decía que son los propios pueblos los que se dejan encadenar: “Es el pueblo el que se somete y se degüella a sí mismo; el que, teniendo la posibilidad de elegir entre ser siervo o libre, rechaza la libertad y elige el yugo; el que consiente su mal, o, peor aún, lo persigue”. Y advertía que el sometimiento de un pueblo a un solo hombre no se debía a cobardía, porque la cobardía no llegaba tan bajo, preguntándose a renglón seguido: “¿Qué vicio monstruoso entonces es este que no merece siquiera ser llamado cobardía, un vicio para el que no podemos encontrar una palabra suficientemente vil?” Y a la mente del gran amigo de Montaigne acudían palabras como desdén, desprecio, indiferencia.

Las tiranías se sostienen en un reducido grupo de bribones y una gran masa de indiferentes e incautos. El bribón no solo se aprovecha sino que activa el secreto resorte del deseo de cada individuo de identificarse con el tirano, la fascinación que ejerce el poder absoluto y el espejismo que ofrece a cada quien de compartir algo de ese poder, convirtiéndolo en amo de quien esté más abajo en la pirámide que sostiene a la tiranía, al punto que en la perversa cadena de la dominación hasta el último de los esclavos se considera un Dios.

El indiferente y el incauto piensan erróneamente que como ellos no viven de la política, y en consecuencia no emiten opiniones y mucho menos actúan al respecto, la política no se va a meter con ellos. La historia, sin embargo, es pródiga en ejemplos que muestran lo contrario: la violencia que acompaña generalmente al derrumbe de los regímenes tiránicos nos afecta a todos, de una u otra manera.

Como sucede en la magistral novela de Antonio Tabucchi, Sostiene Pereira , cuya trama se desarrolla en el Portugal bajo la dictadura de Salazar, aquellos que se declaran apolíticos e independientes en el fondo no lo son, porque secretamente medran del poder, y los ingenuos que pretenden hacer profesión de fe de semejante declaración al final terminan siendo víctimas de la violencia que, en última instancia, sostiene a todos los tiranos.

La Conferencia Episcopal en su Mensaje para la Cuaresma 2015, muestra la cara y el envés del autoritarismo, al señalar no solamente las graves adulteraciones del ejercicio del poder en provecho personal de quienes lo detentan, sino a la sociedad que se deja dominar y que permite el abuso y la injusticia. Se refiere a “la indiferencia en que gran parte de nuestra sociedad ha caído frente a los graves problemas sociales y políticos del país”, así como a “la poca sensibilidad de quienes gobiernan y de la sociedad en general ante la protesta y el dolor de tantas personas, entre ellos, ancianos, obreros, mujeres, jóvenes y campesinos, quienes claman justicia ante la violación de sus derechos”. Los obispos denuncian lo que el papa Francisco ha llamado “globalización de la indiferencia”, producto de la adoración de la riqueza: es el precio que cobra el tirano a cambio de la zanahoria de la libertad para hacer negocios y forrarse los bolsillos de plata.

Romper con esa indiferencia no solo es una obligación moral, un principio rector de ineludible cumplimiento para cualquier cristiano, y católico en particular. Como principio ético de carácter universal es, también, una razón prudencial, de provecho propio, que si fuésemos capaces de poner en práctica al unísono, acabaría con cualquier gobierno corrupto y despótico sin necesidad de derramar una gota de sangre.

El autor es jurista y catedrático universitario.

Opinión gobernantes orden político archivo

COMENTARIOS

  1. donald de jesús sarria vargas
    Hace 9 años

    Excelente artículo y más aún en su parte que dice; Si fuéramoos capaces de unirnos y actuar al unísono para hacer valer nuestros derechos, ni una gota de sangre se derramara para expulsar al tirano. Ojala el ejército lea este artículo y en el seno de la institución castrense lo lleven a su análisis para su mejor comprensión. Talvez los hace regresar a su anterior rol como defensores de la soberanía y derechos del pueblo de Nicaragua.

  2. Marcelino
    Hace 9 años

    SI al unisono. Sin fronteras . Si todos los Cristianos en el mundo , nos ponemos de acuerdo para ejercer nuestro poderoso musculo espiritual, venceriamos cualquier tirania , en cualquier parte del mundo!
    acciones que debemos tomar los Cristianos para defender y promover la justicia Universal.
    Crear una fuerza que venga a alinear la justicia social en cualquier pais y que apoye la paz y la libertad. La fuerza de la oracion ,el amor y la paciencia , vence cualquier mal. En Cristo vencedor.

  3. anastasio
    Hace 9 años

    jesus dijo “ama a tu prójimo como a ti mismo”, si todos practicáramos este mandamiento la sociedad fuera diferente, pero la confusión de projimo – proximo. nos lleva a ser candil de la calle y obscuridad de su casa, si no somos capaces de salvarnos nosotros mismos, no podemos salvar a nuestra familia cercana, mucho menos al segundo circulo familiar e imposible a los otros niveles de proximidad. estamos pendientes de los demas y los nuestros ya estan a salvo moralmente, economicamente..ect ?

  4. ramiror
    Hace 9 años

    La iglesia no debe servir al tirano. Debemos preguntar constantemente al Cardenal Brenes, ¿Si tiene parientes en puestos de gobierno, contratados recientemente??? No negamos el derecho al trabajo, estamos preguntando por el tiempo de trabajo. Recordemos que así comenzó Obando y Bravo y vemos el monstruo creado en la CSE.

  5. el carolingio
    Hace 9 años

    Mensaje digno de grabarse en letras de oro.Son puntadas como las de Guillen en sus opinions,las caricaturas que aparecen en La Prensa. Todo se relaciona a valores morales y grado de concienica y la misma espiritualidad individual. Todos aquellos que apoyan las injusticias y la maldad de un regimen establecido no anda por Buenos caminos y su vida no es ni sera nunca la mas ejemplar. Jamas un hombre justo y derecho se asociara con otro para propiciar maldad

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