Los presos políticos de Venezuela, entre ellos Leopoldo López y Daniel Ceballos que desde el fin de semana pasado se encuentran en huelga de hambre, han motivado una amplia solidaridad de los sectores democráticos y toda la gente humanista y progresista de las Américas y Europa.
En algunos otros países latinoamericanos también hay presos políticos, en Cuba sobre todo. Pero los más representativos son los de Venezuela, víctimas de una anacrónica dictadura populista enquistada en el siglo 21.
Leopoldo López está preso desde el 18 de febrero de 2014, acusado por el régimen de Nicolás Maduro de ser el principal causante de las protestas populares ocurridas en distintos lugares de Venezuela, las cuales fueron criminalmente reprimidas por el Gobierno con un saldo de 43 muertos, 854 heridos y 3,127 encarcelados.
Daniel Ceballos, alcalde del municipio de San Cristóbal, en el Estado de Táchira, fue destituido de su cargo y encarcelado bajo la acusación de no haber actuado para desmontar las barricadas de las protestas del año pasado. Después fue acusado de ser uno de los organizadores de los disturbios con la intención de derrocar al gobierno.
Según el registro de un organismo no gubernamental especializado en el tema carcelario, el Foro Penal Venezolano, en las cárceles de Venezuela permanecen hasta hoy 43 personas de las que fueron detenidas por las protestas callejeras del año pasado. Entre ellas se encuentra, además de López y Ceballos, también Antonio Ledezma, alcalde por elección popular del Distrito Metropolitano de Caracas. Otros 46 venezolanos están presos en distintos lugares del país, por motivos políticos ajenos a las movilizaciones populares de febrero de 2014.
En abril del año en curso, en el marco de la VII Cumbre de las Américas que se realizó en Panamá, 26 expresidentes democráticos de los países latinoamericanos, más dos de España, firmaron una proclama en demanda de la libertad de los presos políticos de Venezuela, en particular de Leopoldo López, Antonio Ledezma y Daniel Ceballos.
El expresidente socialista de España, Felipe González, quien firmó la proclama antes mencionada, también se integró en su carácter profesional de abogado a la defensa de Leopoldo López, pero ni siquiera ha podido visitar a su defendido debido a los obstáculos impuestos por el régimen dictatorial de Nicolás Maduro.
Ahora, a la huelga de hambre de Leopoldo López y Daniel Ceballos —declarada según las propias palabras de López como una “protesta pacífica y no violenta ante la falta de respuestas por parte del régimen a la profunda crisis” de Venezuela—, se han sumado otros dos presos políticos de la represión de 2014: Alexander Tirado y Raúl Baduel. Este último es hijo del general Raúl Isaías Baduel, el antiguo jefe del Ejército y exministro de Defensa de Hugo Chávez, a quien en mala hora restituyó en el poder cuando fue derrocado en abril de 2002. Después Baduel se convirtió en disidente, fue encarcelado en abril de 2009 y en mayo de 2010 condenado a ocho años de prisión.
Leopoldo López también convocó desde la cárcel a una gran manifestación contra la dictadura chavista, para el sábado de esta semana, que esperamos tenga un masivo respaldo popular a pesar de las pugnas por liderazgo dentro de la oposición, de las que sacan buen provecho las dictaduras y la de Venezuela no puede ser una excepción.