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Analistas 16/03/2015

Más mujeres para unos consejos mejores

Núria Vilanova
Presidente de ATREVIA
La República Más
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En los últimos años, numerosos estudios internacionales han desgranado las ventajas que aporta una mayor presencia de mujeres en los órganos directivos y de control de las empresas; los beneficios de incorporar una mayor paridad y de sumar el punto de vista femenino de gestión en las compañías. Y no es solo por una cuestión de justicia: la presencia de más mujeres en los órganos de gestión y decisorios aporta beneficios directos en la cuenta de resultados, la efectividad, la rentabilidad y el ambiente socio-laboral de las empresas en las que están presentes con capacidad de decisión.

Sin embargo, en el campo de la paridad se avanza a paso de tortuga. Pese a los notables progresos de los últimos tiempos, en España, por ejemplo, la incorporación de mujeres en los principales órganos de gestión de las compañías apenas registró un modesto avance en el último año, según datos del III Informe Las Mujeres en los Consejos de Administración de las compañías del Ibex-35. Un informe que elabora Atrevia en colaboración con la escuela de negocios IESE. Este documento deja patente cierta desaceleración incluso en un país como el mío, que tiene vigente un instrumento de recomendaciones: el Código del Buen Gobierno. De hecho, en 2014, solo se incorporaron dos mujeres a los Consejos de las grandes firmas y tres de ellas continuaron sin disponer de consejeras, pese a los esfuerzos por mejorar buenas prácticas. 

He de decir que, desde nuestra experiencia en Atrevia, a través de nuestras divisiones de servicios de buen gobierno y relaciones con el accionista, y pese a los avances, la presencia de mujeres debe mejorar respecto a Europa, donde la presencia femenina en los órganos de decisión corporativos supone 20% del total. Y donde la Comisión ha emitido recomendaciones como la imposición de una cuota femenina de 40% en puestos no ejecutivos de consejos de cotizadas de aquí a 2020. Y donde la comisaria Kroes abandera una intensa campaña de igualdad.

En Latinoamérica, la situación dista de ser satisfactoria. Algunos informes indican que casi 60% de las compañías carecen de mujeres en sus Consejos. Entre las principales  100 compañías, las mujeres apenas llegan a 6% de los miembros del Consejo, frente a porcentajes de en torno a 15% en Norteamérica y la UE y de 7% en  Asia. Pese al crecimiento y expansión internacional de las grandes corporaciones latinoamericanas, algunas buenas prácticas de gobernanza, especialmente la que atañe a la igualdad en órganos de dirección y administración, siguen en mantillas. Y no sólo en los Consejos: recientes análisis muestran que las mujeres ocupan solo 5% de altos cargos en las firmas de Latinoamérica, cuota muy inferior a la de otras zonas del planeta.

Todo ello a pesar de que informes de organismos públicos y de consultoras privadas como la propia Atrevia, no se cansan de señalar que las firmas con mujeres en sus consejos y órganos directivos tienen ventajas competitivas. Según un estudio de McKinsey, estas firmas tienen un Ebitda superior en un 47,6% a los de aquellas en las que la cúpula está integrada solo por hombres. Y una mayor rentabilidad.

Estos informes también muestran que Colombia es uno de los países de la región donde la mujer desempeña un rol mayor en la dirección de las empresas, por encima de sus vecinos. Pero esta buena posición no debe mover al conformismo, aunque Colombia pueda exhibir una potente representación de mujeres al mando de empresas.

Necesitamos un cambio. Muchos expertos apuntan la paradoja de que mientras que un porcentaje abrumador de las decisiones de compra cotidianas está en manos de las mujeres, su peso en los órganos de decisión sea tan considerablemente pequeño. Sí, necesitamos un cambio y creo que no debe ser fruto solo de la fijación de cuotas, sino de un cambio cultural que integre la diversidad como algo que redunda en el rendimiento, eficiencia y rentabilidad de las firmas. Las mujeres son fundamentales en los órganos decisorios corporativos. Y aún queda mucho por hacer.  
 

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