La historia de un refugiado del Congo que vive en Argentina: "Es muy complejo adaptarse al lugar de asilo"

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Nengumbi Sukama, nacido en la República Democrática del Congo y director de la Comisión de Inclusión Social de la Red argentino-americana para el Liderazgo, se refirió a los desafíos que tuvo como refugiado para integrarse al país de acogida. "Llegué a Buenos Aires por una salida forzosa en la época en que Mobutu Sese Seko gobernaba Zaire (ex Congo belga); al año fui reconocido como refugiado y en 2005 adquirí la ciudadanía argentina, lo que puso fin a mi condición de refugiado. Es muy complejo, por la diversidad de factores que lleva a la gente a salir de su país de origen, adaptarse al lugar de asilo", contó durante un seminario titulado "Refugiados, problemática y desafíos del Siglo XXI" realizado por el Instituto Cultural Cudes .


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"Desde el momento en que un refugiado llega al país de asilo necesita contar con toda la colaboración posible, es muy importante entender el contexto en que sale el refugiado y en que llega al país de acogida. Son humanos que tenían vida multifacética y que por una razón, que no dependía de ellos, tuvieron que salir de su país. Al llegar al lugar de acogida se encuentra con el desafío de una nueva vida: la incógnita de saber si va a ser considerado refugiado o no, si tendrá la protección internacional, cómo armar una nueva vida, si seguirá trabajando acorde a la preparación profesional o académica que antes tenía,si podrá armar un entorno para actividades socioculturales, si entenderá la nueva cultura... Todo eso entra en los desafíos para la integración de los refugiados", dijo.

"Desde el momento en que un refugiado llega al país de asilo necesita contar con toda la colaboración posible"

Argentina comenzó a recibir a refugiados en 1985, pero con limitaciones, y recién en 2003 se creó la CoNaRe, que marcó un avance en el concepto legal y jurídico, adaptando las normas para el estudio de estatutos internacionales que incorpora la Declaración de Cartagena que le dio un marco más amplio y "nuevos enfoques para las necesidades humanitarias de las personas refugiadas y desplazadas con un espíritu de solidaridad y cooperación".


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Desde 1985 hasta diciembre de 2014, Argentina otorgó 3.911 estatutos de refugiados, un promedio anual de 130 y mensual de 4 estatutos de refugiados, según destacó Sukama y ahondó en las políticas de inserción e integración necesaria: "Argentina no cuenta con programas específicos para la recepción, asistencia, acompañamiento, integración social y laboral de las personas que solicitan asilo. Salvo en los casos de menores. Cuando uno llega, no conoce a nadie y necesita asistencia para la vivienda, la salud, la comida y, quizás más tarde, para la necesidad de seguir estudiando", destacó Sukama,


Remarcó que en la década del 90 los solicitantes de asilo como refugiado recibían una asistencia financiera pequeña por parte de la Comisión de Refugiados en Argentina con fondos provenientes de Ginebra: "Hasta 1998 la suma era de UDS 200 hasta UDS 600, pero una habitación costaba entre 180 o más dolares por mes, por lo que la cifra no era suficiente. La Comisión Católica daba cursos de castellano para quienes recién llegaban, pero a veces era difícil sobrevivir con ese dinero y asistir a los cursos. En la mayoría de los casos, los solicitantes dejaban el curso y buscaban trabajo en lo que podían".

"Es muy extraño iniciar un negocio cuyo capital inicial sea de 500 pesos"

Según el relato del hombre que fue desplazado de su tierra natal, desde 2001 comenzó a implementarse un sistema de microcréditos destinados a la realización de microemprendimientos. Una vez reconocido como refugiado se concedía una ayuda final que oscilaba entre los $ 1.200 a $ 2.000 y luego se pasó al microcrédito con suma de $500. "Es muy extraño iniciar un negocio cuyo capital inicial sea de 500 pesos. Los que querían entran en el mercado laboral, por la edad, por ser de un grupo determinado o por falta de documentación no podían acceder porque la nueva documentación tardaba hasta 2 años y medio. Había una precaria que los empleadores no consideraban como documento válido para acceder al empleo. Los solicitantes terminaban siendo victimas de maltrato y discriminación, xenofobia, marginación social, lo que dificultaba su integración en la sociedad", explicó.


Luego se creó la CoNaRe (Comisión Nacional para Refugiados) que "trajo nuevas esperanzas, pero no se pudo concretar porque la ley no ha sido implementada", subrayó y volvió a remarcar: "La meta principal es ver cómo podemos ayudar a los refugiados para insertarlos en el mercado laboral, para que no dependan de una asistencia del Estado y que vivan como lo hacían en su país de origen. El desafío es también lograr que accedan al mercado laboral acorde a su preparación laboral y académica", finalizó.


Nota: Nengumbi Sukama nació en la República Democrática del Congo, es licenciado en Administración de Empresas, también cuenta con una Tecnicatura Superior en transporte y Distribución (Australia) y una Tecnicatura Superior en Estudios de Negocios (Inglaterra), es el Fundador y Director Ejecutivo de IARPIDI y Director de la Comisión de Inclusión Social de la Red Argentino Americana para el Liderazgo. Su gran compromiso de vida es la lucha por los derechos humanos.