Maximiliano Cordaro (@MaxCordaro)
Lo que mal comienza…
Es difícil asegurar que se trababa de la “crónica de una muerte anunciada”. No obstante, razones deportivas, y sobre extradeportivas, invitaban a que el optimismo no desbordara entorno a la Vinotinto Sub-20 que recién culminó su actuación en el Sudamericano de Uruguay.
Si bien es una palabra fuerte, no se puede esconder que la expedición criolla en tierras charrúas fue un fracaso. Por tratarse de un deporte conjunto, la responsabilidad no puede ser direccionada a una sola persona. Miguel Echenaussi, DT de esta categoría Vinotinto, hizo el mea culpa tras la pálida imagen dejada en la competencia. Pero no todo está señalar a la dirección técnica y a los jugadores. Este es un problema de fondo.
No es secreto que el 2014 fue un caos en la Federación Venezolana de Fútbol. La elección de los seleccionadores nacionales fue un verdadero tormento, sobre todo el de mayores. Recién en marzo se conoció que Echenaussi tomaría las riendas de la Sub-20, así como Ceferino Bencomo la Sub-17 y Alessandro Corridore la Sub-15.
Además del poco tiempo de trabajo para Echenaussi, pues el Sudamericano estaba a menos de 10 meses, generó muchas dudas el criterio de elección de estos seleccionadores. Para la Sub-20 se rompió un proceso mundialista con Rafael Dudamel, y se designó a dos técnicos que no contaban con el perfil y presente más idóneo para los cargos Sub-20 y Sub-15, pues para la Sub-17 tenía sentido ya que Bencomo venía de trabajar con la categoría inferior.
Para el torneo en Uruguay, en la convocatoria sólo entraron cinco sobrevivientes del subcampeón del Sudamericano Sub-17 2013, y tres que disputaron el Mundial. A pesar de 10 módulos de trabajo, cuadrangulares y la medalla de plata en los Juegos Centroamericanos, la Vinotinto Sub-20 mostró poco en lo futbolístico. Errores defensivos y de sincronización, poca fuerza física en el biotipo, propuesta poco colectiva y falta de profundidad, fueron sólo algunos de los problemas que evidenció esta Selección.
Con esto no se coloca en duda la capacidad de Echenaussi y Corridore, dos personas de fútbol y que además tienen años trabajando en fútbol base. Lo que sí genera preocupación es la carencia de dirección deportiva en la FVF, esa que debe evaluar de manera minuciosa para encontrar los equipos de trabajo más aptos y así darle forma al sistema de selecciones nacionales. La improvisación sólo lleva al retroceso, y esa es la sensación que dejó este Sudamericano.
Desde la Federación debe llegar la autocrítica, y entender que las selecciones nacionales se deben ver como un todo. No son islas. La idea es que los pasos hacia adelante que se dieron, primero con la Selección de mayores, y posteriormente con la clasificación a los Mundiales Sub-20 y Sub-17, no sean hechos aislados. Pero con este limbo dirigencial, el retroceso es inminente.
Lunes 2015-01-26