PASEO DOMINICAL

La ruleta rusa de los referéndums y los idiotas que los disparan

Ya no recuerdo el nombre de aquel sargento instructor pero sí su advertencia sobre las armas de fuego, aplicable a los referéndums: "Los carga el diablo y los disparan los gilipollas".

Es lo que acaba de hacer David Cameron. Lo bueno es que se ha quitado de en medio. Lo malo es que también apuntó el revólver de su demagogia a la sien de las futuras generaciones de británicos y, en cierto modo, a las nuestras, europeos todos.

Una consulta a la ciudadanía es una práctica democrática singular, solemne y, en principio, inapelable. Por lo tanto, como las armas cargadas con munición real, debe manejarse con cuidado extremo.

Un referéndum es idóneo, por ejemplo, para ratificar una constitución o su reforma. Aprobado el texto legal tras un trámite parlamentario minucioso del que la ciudadanía ha sabido los detalles, los argumentos y el juego de mayorías, se somete a ratificación popular.

David Cameron se vio abocado a gobernar una legislatura en coalición con los liberales, algo que no había pasado en el Reino Unido en décadas. Con el Laborismo agotado, no fue capaz de una victoria rotunda pese a que el sistema electoral británico, mayoritario y uninominal, lo propicia.

Pactó la pregunta de un referéndum sobre la independencia de Escocia... y la jugada le salió bien (55%-45%) tras unos días de angustia, muchas promesas y la acción concertada de todos los partidos británicos.

Como todo diletante que ha jugado a la ruleta rusa sin que una bala le volara los sesos, decidió disparar otra vez.

Para asegurarse la mayoría absoluta en las elecciones de 2015 prometió una consulta sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. Cercenaba así el crecimiento del partido UKIP que le robaba votos por su derecha y calmaba a los euroescépticos de su partido conservador.

Ratificado con una mayoría absoluta, decidió cumplir su promesa. Para justificar la consulta, negoció con sus pares europeos unas ventajillas difíciles de explicar a los no expertos.

Con la arrogancia y el fair play de los de su clase llamó a las urnas sin reparar en que la fecha no convenía a sus intereses.

Y entonces, un amigo, también de clase alta, también educado en y para la elite, más demagogo que él, le aceptó el órdago. Boris Johnson tenía la ambición, la labia y la falta de escrúpulos que al primer ministro le faltaron. Y convirtió una coalición de perdedores, extremistas y nostálgicos de un pasado imaginario, en un frente del rechazo a todos los males de la globalización, a la burocracia de Bruselas y... al inmigrante.

Sonó un disparo y Cameron pasó a la Historia. Como el primer ministro que rompió con la UE y agrietó el Reino Unido.

En la cuadrilla no sabemos cómo esto puede afectar, si es que lo hace, en las elecciones del domingo. Que se sepa, vamos a votar todos y todas. A los mismos de diciembre con un par de excepciones. Sin ilusión. Resignados. Por eliminación.

Los partidos nuevos han envejecido una década en estos meses. Los partidos viejos están para el arrastre. El debate de los cuatro líderes fue penoso.

La campaña ha sido una birria. No se ha debatido de reforma constitucional, de la reforma de la administración, de impuestos ni de pensiones. Tópicos, consignas y el ridículo de un ministro del Interior grabado en su despacho. Parece que todo se reduce a un juego de sumas y restas para ver quién puede formar gobierno y quien veta a quién. Patético.

Podemos y su líder Pablo Iglesias han llevado la iniciativa de la campaña. Su marketing ha ganado. Sólo les faltó vender con su catálogo de Ikea, la llavecita para que cada uno se monte como pueda el mueble de sus demagogias.

Han conectado. Sí, como Boris Johnson. Y en su catálogo está la promesa de un referéndum para que los catalanes "puedan decidir el tipo de relación que desean establecer con el resto de España".

La parte con el todo. Para ratificar que Cataluña quiere seguir en España, dicen. Porque los catalanes se sentirán más a gusto cuando ellos gobiernen, aventuran.

En realidad, es una trampa para que el PSOE no pueda pactar con ellos y puedan desbordarlo desde la oposición. Para darle matarile en la siguiente ocasión.

Pero, ya saben, cuando se juega con la ruleta rusa de los referéndums siempre hay un idiota que termina apretando el gatillo. ¡Feliz paseo electoral!

42 Comentarios

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@gulliver #36 Eso de que hay muchos que han cambiado de opinión, como lo sabe usted? La única forma de saber lo que piensa un pueblo es dejándolo votar, algo que usted ya ha dicho que no se debe hacer a no ser que esté claro que va a salir lo que usted quiere. Dictadorzuelo frustrado...

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Yo no entiendo, pero desde mi ignorancia (Yo por lo menos lo reconozco) me parece que el referendum de Catalunya no es como el del Reino Unido, sino más bien, como el de Escocia, y por cierto, Escocia ha votado por seguir en la Unión Europea, algo que creo que también ocurriría en Catalunya.

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Pues no puedo estar más a favor, los carga el diablo, los disparan los tontos y añadiría, se los creen los "incrédulos"

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Escriba aquí su comentario @ciceror #31 El problema lo tienes tú, que no distingues entre democracia directa y representativa. Y que no te enteras de que referéndum y democracia no son lo mismo (aquí hubo referenda sin democracia durante 40 años). Yo no he dicho que son estúpidos, eso lo has dicho tú. A los únicos que he calificado es a los dos oligarcas que han montado este fandango a la medida de sus conveniencias personales, ese tamdem indescriptible. Yo digo que es un tema complejo y que no se les ha dicho la verdad, y que por lo tanto han votado a ciegas y por motivos sentimentales. Y además añado que lo vamos a pagar entre todos. El capricho de los niños Eton-Oxford. Todo eso ¿te parece honesto y democrático?

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Escriba aquí su comentario @The_General #32 Pues para no quererlo, hay muchos que ya están llorando y otros que donde dije digo, digo diego. Y ya estarán pensado cómo utilizar el bloqueo escocés para no salir de la unión.

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@The_General #34 Leáse a usted mismo. Con una ignorancia bochornosa, que ha llevado a resultados como el que hemos visto, desprecia la democracia representativa que permite moderar la precipitación y la manipulación demagógica que se ha dado en este caso, cómo los mismos votantes reconocen. Hágaselo mirar, general. Este tema no es para llevarlo a un referéndum así a la ligera. Sobre todo porque las consecuencias no las van sufrir sólo ellos. La democracia representativa sirve para eso, y si no que desaparezcan los diputados y lo votamos todo en referenda.

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