RÍO GRANDE. Alfonso Medina Castañeda, nombrado el Emiliano Zapata de Zacatecas, es importante por su actuación en el reparto de tierras que le valió la antipatía de terratenientes y políticos.
Tomó posesión como gobernador el 16 septiembre de 1928, pero fue separado del cargo por la Legislatura local en mayo de 1929, cuando ocurrió el primer juicio político del siglo 20: lo acusaron de intervenir en el municipio de Zacatecas y de no realizar el pago a las defensas sociales que combatían a los cristeros.
Era el tiempo de los agraristas, reconocimiento que le hicieron los grupos políticos a Alfonso Medina por el impulso y organización de las comunidades agrarias, ejidos y colonias de pequeños agricultores, informó el cronista del municipio, José Arturo Castillo Ramírez.
La figura de Alfonso Medina era notoria en la región, expuso, ya que su liderazgo y lealtad al Partido Laborista Mexicano incomodaba a las altas esferas del gobierno.
Según el cronista, a escasos meses de tomar posesión del gobierno, en un domingo de febrero de 1929, un contingente de más de 300 cristeros, al mando de Perfecto Castañón, se filtraron hacia el norte, aparentemente sin ser notados por autoridad alguna.
Castañón tuvo la osadía de burlar la línea de fuego establecida por los 12 mil soldados del general Anacleto López.
Eludió de forma sagaz las ciudades de Zacatecas y Fresnillo, hasta llegar a la Hacienda de Tetillas, el 18 de febrero de 1929, para presentarse más tarde en Río Grande en busca de agraristas y, por supuesto, de Alfonso Medina, quien era buscado y a quien se le saqueó la tienda de su propiedad en represalia por no lograr asesinarlo.
Sin embargo, Medina escapó, así como otros agraristas riograndenses, y el coronel Santiago Reséndiz Puente, quien huyó a caballo por las orillas del río.
Para saber cuál fue el móvil de ese atentado, según el cronista, existen varias anécdotas: una, el extrañamiento de Castañón y sus cristeros en Río Grande, justo en el momento que en el centro de país los líderes eclesiásticos, encabezados por el obispo Pascual Díaz, se encontraban en conversación con el gobierno de Emilio Portes Gil. Y es que líderes cristeros no estaban de acuerdo en deponer las armas.
Por otro lado, se presume que el atentado fue consecuencia de una venganza por la captura y muerte del cristero Valentín de la Sierra, quien previo a ser fusilado, fue interrogado por líderes agraristas encabezados por Pimenio Talamantes, de Valparaíso, filiales de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), auscultación hecha en relación con los movimientos de las fuerzas de los cristeros.
Pero como dice su corrido “Valentín, como era hombre, de nada les dio razón”, para ser posteriormente ejecutado por las tropas federales del general Anacleto López.
Se presume que al capturar a Medina se daría la negociación para la libertad de Valentín.
En la gestión de Medina, independientemente del reparto agrario, destacó el establecimiento de la Escuela Normal Rural Río Grande (La Granja), ya que entendía que no era posible el desarrollo del pueblo sin la educación.
El 5 de febrero de 1929 inició la instrucción de la primera generación de maestros normalistas egresados de esta población, quienes rompieron las oposiciones sociales y religiosas con el esfuerzo de su gente de forma colectiva.
Ésta es la razón por la cual cada 1 de mayo, los miembros de la vieja guardia agrarista se reúnen para montar guardias de honor ante el busto de Alfonso Medina.
Es una razón más para estar orgullosos de ser riograndenses y conmemorar otro aniversario de la dotación de tierras en el ejido más grande del estado: el ejido de Río Grande.