Cultura

¿Por qué 'El guardián entre el centeno' es el libro preferido de tanta gente?

Tenemos 11 razones por las que la historia de Holden Caulfield ha aguantado tan bien desde 1951. 11 profesionales de las letras intentan dar respuesta a nuestra pregunta. Aquí van sus sabias conclusiones.
¿Por qu 'El guardin entre el centeno' es el libro preferido de tanta gente
Fotomontaje: FJG

'El guardián entre el centeno' es un libro mítico por varias razones. La misantropía de J.D. Salinger. El hecho de que todo tipo de chalados, entre ellos el asesino de John Lennon, lo hayan citado como una de sus principales influencias. Los cientos de películas, discos y novelas que se basan, de una manera u otra, en el estereotipo del adolescente inadaptado. Incluso las dudas respecto a la correcta traducción del título de la novela. Traducción que, atendiendo no tanto a la literalidad como al sentido de las palabras originales, sería algo más cercano a 'El cazador oculto' que a 'El guardián entre el centeno'.

Pero existen otras muchas razones. Razones más emocionales que académicas. Son las siguientes.

1. Iñako Díaz-Guerra, subdirector de Papel (El Mundo)

“Es y sigue siendo uno de mis libros favoritos porque me lo leí mil veces antes de los veinte y ninguna después de los treinta. Por si acaso. Identificarte con un intensito eminentemente gilipollas como Holden es inevitable y hasta deseable a los dieciocho, pero sería patético con treinta y ocho. Mejor no probar”.

Exacto. ' El guardián entre el centeno' no es una novela de iniciación sino la novela de iniciación y no se puede decir que has vivido una adolescencia como Dios y la angustia existencial mandan si no la has leído. Pero si te sigues identificando con su protagonista Holden Caulfield cuando ya llevas una docena de declaraciones de la renta presentadas en el Ministerio de Hacienda es que tienes un problema. De los serios. Aunque siempre puedes montarte una banda emo con tu cuñado.

2. Pepe Albert de Paco, periodista en Libertad Digital

“Siempre he creído que su éxito se debe a que es una lectura adolescente, es decir, se suele leer a una edad parecida a la que Holden tiene en el libro, lo que facilita enormemente que nos identifiquemos con él. Hacemos nuestras sus angustias y sus contradicciones porque, en cierto modo, también nosotros estamos (estábamos) viviendo su mismo rito de paso. Por otro lado, no sé si el hecho de haberla leído cuando aún no tenemos educado el gusto ha podido contribuir a agigantar su valor. Es probable que haya sido así, pero me da que la novela resiste bastante bien las relecturas”.

El guardián entre el centeno lleva siendo la novela de aprendizaje por excelencia desde que se publicó por primera vez en 1951. Y eso es mucho tiempo resistiendo los vaivenes de las modas editoriales y sobre todo los cambios sociales (los adolescentes de hoy en día no contratan prostitutas en hoteles de mala muerte sino que se reúnen para beber zumos de naranja frente a la puerta de la Apple Store). Algo tendrá el agua cuando la bendicen.

3. Rafael Latorre, periodista en El Español

“Es la novela perfecta para esa etapa en la que has vivido poco y leído menos. La recuerdo con mucho cariño, tanto que no me atrevo a volver a leerla”.

Otro punto clave. 'El guardián entre el centeno' tiene trampa. Salinger es muy hábil transmitiendo lo que se cuece en el cerebro de un chaval de dieciséis años perdido en su tránsito hacia la madurez. Y la metáfora central de la novela, la del deseo de Holden de convertirse en el guardián que se esconde entre el centeno y que sujeta a los niños antes de que se despeñen por el barranco de la vida adulta, una de las más poéticas de la literatura del siglo XX. Pero la historia de Holden no deja de ser la de un adolescente cualquiera… idealizado por un adulto. Si alguien quiere saber cómo sería 'El guardián entre el centeno' si lo hubiera escrito un adolescente real sólo tiene que escuchar una canción de Green Day.

4. Verónica Puertollano, periodista

“Porque el cine no-mainstream le ha otorgado el estatus de «libro preferido». Un mecanismo parecido a cuando en 'American Beauty' se dice que una bolsa volando es más bella que la Victoria de Samotracia”.

'El guardián entre el centeno' es la novela de culto por antonomasia, la que te sitúa de inmediato en la secta de los connoisseurs sin que eso implique ingresar necesariamente en la de los raritos. 'El guardián entre el centeno' no es tan difícil como para resultar ilegible ni tan comercial como para aparecer en el radar de los lectores de '50 sombras de Grey'. Aunque, en realidad, ese estatus de libro de culto no es más que un esnobismo. De la novela de Salinger se han vendido más de sesenta millones de copias en todo el mundo, lo que la sitúa en el mismo nivel de popularidad masiva en el que se mueven el 'Thriller' de Michael Jackson o 'Avatar'.

5. Ernesto Hernández Busto, escritor

“El libro revela el koan con el que se acaba la adolescencia: que los patos de Central Park no van a ningún sitio. Lo cual es una de tantas maneras de asomarse al sinsentido del mundo”.

En la tradición zen, el koan es un acertijo que el maestro le plantea al alumno para comprobar sus progresos. El koan suele ser absurdo, o ilógico, y sólo puede ser respondido abstrayéndose del pensamiento racional con el objetivo de ir más allá del sentido literal de las palabras. En realidad, no está nada claro que el Holden Caulfield de la novela sea un personaje admirable. Ni siquiera está claro que Salinger le tenga un especial cariño. El hecho de que acabe en un psiquiátrico parece indicar que su transito a la madurez ha fracasado tras haber sido incapaz de responder a su koan. Es decir de entender una verdad tan elemental como la que un simple taxista le revela en un momento dado de la novela: que los patos de Central Park no van a ningún sitio en invierno. O lo que es lo mismo: que no existe ninguna verdad trascendente oculta tras las sombras y que si te sientes frustrado e incomprendido quizá la culpa sea sólo tuya.

6. José Luis de la Cuesta, poeta

“No me acuerdo de nada de lo que le pasa a Holden, pero me acuerdo de Holden”.

Otro punto clave. Al protagonista de 'El guardián entre el centeno' no le pasa nada reseñable. Que es, básicamente, en lo que consiste la adolescencia: en un continuo ir y venir geográfico y mental que no te acaba conduciendo a ningún sitio excesivamente importante. Quizá la mitificada adolescencia no sea, como queremos creer, un lento y traumático desgajarse de la inocencia infantil para ingresar en la supuesta mediocridad, idiotez y sinsentido de la vida adulta. Quizá la angustia adolescente no sea más que un síntoma médico sin mayor interés, como el acné o los mocos de la gripe. Pero todos hemos sorbido esos mocos en algún momento de nuestras vidas situado entre los catorce y los dieciocho años. Y todos nos hemos sentido identificados con Holden aunque no recordemos exactamente qué es eso tan importante que le pasa a este chico y que parece merecer un libro entero.

7. Berta González de Vega, periodista en El Mundo

“Por el tono general. Y por eso de «no estoy de humor». Y por preguntarse por los patos de Central Park en invierno. Y por la ternura con Phoebe”.

'El guardián entre el centeno' es una novela esencialmente masculina porque el miedo a la madurez y el pánico a abandonar la zona de confort de la infancia son terrores esencialmente masculinos. La inmadurez femenina camina por otros derroteros. Quizá no mejores ni menos absurdos, pero sí diferentes. Es probable incluso que las chicas de su misma edad piensen que Holden es un poco idiota. En los países anglosajones, a esa diferencia de madurez entre las chicas y los chicos de la misma edad (con ventaja para ellas) se le llama glitch. Y Holden tiene un glitch como un piano de cola.

8. Enrique García-Máiquez, poeta y periodista

“Es una novela que es una voz, y la literatura es voz. La de 'El guardián es adolescente', además, con sus gallitos y sus tonos graves, que da más juego. En realidad, 'La vida nueva de Pedrito Andía' es una voz también y con la misma personalidad, pero no pasa en Nueva York”.

Otro punto clave. Novelas de iniciación, o de aprendizaje, las ha habido antes ('Las desventuras del joven Werther', 'Las aventuras de Huckleberry Finn') y después ('Matar un ruiseñor', 'La fortaleza de la soledad' o incluso 'El juego de Ender' o la saga de Harry Potter). Hasta las ha habido españolas, como la de Rafael Sánchez Mazas que menciona García-Máiquez. Pero el patrón con el que se comparan todas ellas es 'El guardián entre el centeno'. Y eso es un mérito. Otra cosa es que en esa mitificación haya jugado un papel importante el seguidismo intelectual y el miedo a salirse de los cánones anglosajones. Es decir de la masa. Pero peor sería haber mitificado 'Crepúsculo', oigan.

9. Jorge Bustos, periodista en El Mundo

“La clave de su éxito está en el lenguaje. Y no es tanto que introduzca el registro coloquial en la literatura americana de posguerra, sino que consigue cuajar un estilo natural, fresco, urbano y directo que esconde un monumental trabajo de artificio idiomático. Salinger no habla como un adolescente dado a la paja mental: es que inventa ese arquetipo para los restos. De modo que, a partir de El guardián, los adolescentes filósofos son todos Holden a nuestros ojos, porque la naturaleza siempre acaba imitando al arte. Y por eso es inmortal este librito, que a tantos nos sacudió leído a determinada edad”.

Niquelado: Holden es un arquetipo. Como el Hamlet de Shakespeare. O la Lolita de Nabokov. Y de la misma manera que Nabokov inventó las lolitas, Salinger inventó los adolescentes existencialistas.

10. Kiko Llaneras, politólogo y periodista en El País

“'El guardián entre el centeno' es mítico por muchas razones —es divertido, corto y atemporal—, pero sobre todo por una: es más real que la propia vida”.

Holden, sí, es un adolescente idealizado por un adulto. Pero, y ahí tiene razón Llaneras, es una idealización tan apegada a la realidad como un chicle al asfalto. Algo muy alejado de las idealizaciones esteticistas de la adolescencia que tanto se estilan ahora y de las que son emblema directores de cine como Wes Anderson. Ya saben, esos que sólo dirigen a actores con los párpados a media asta sobre una banda sonora de Air o de alguna cantante francesa de los años sesenta un poco cursi.

11. Inma Garrido, editora y coordinadora de Smart (El País)

“Supongo que con lo de “de tanta gente” hablamos de adolescentes (en edad de serlo o tardíos), ya que en mi caso, lo único que recuerdo de este libro es que los dientes sucios dan tanto asco a los dieciséis como a los treinta y cuatro. Interpreto que la lectura de esta novela fue en muchos casos motivada por el puro morbo de averiguar qué habría en esas páginas cuando, aún con el cadáver caliente de John Lennon, Chapman se entregó a la policía con un ejemplar de 'El guardián entre el centeno' en el que estaba escrito aquello de: «Para Holden Caulfield. De Holden Caulfield. Esta es mi declaración». Más allá de esto, no tengo la menor idea de por qué esta novela gusta tanto, pues es a la literatura lo que 'Lost in Translation' al cine: no pasa nada. Eso sí, al menos en el film de Sofia Coppola aparece Scarlett Johansson con peluca rosa. Y ya saben, menos da una piedra”.

No tengo nada más que añadir, señoría.

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