CALENTURA AJENA
Y de repente el Gobierno de Nicaragua asume la migración cubana como un problema propio y vital para el país. Es extraño. ¿Por qué suda esta calentura el régimen de Ortega? Ni Estados Unidos que sería el país receptor de esos migrantes, está poniendo tantas trabas; ni Cuba, que es el país emisor, está bloqueando la salida. Desde Ecuador hasta Costa Rica, todos los países han dejado avanzar a los cubanos hasta la frontera siguiente. Desde Honduras hasta México todos los países han manifestado su intención de facilitar el recorrido. El pegón está en Nicaragua, que ha puesto toda clase de justificaciones para explicar por qué recibió con el Ejército y la Policía a estas personas que salieron de su país por razones similares a las que salen todos los días miles de nicaragüenses: buscando vida. Donald Trump estaría feliz con más gobiernos como el de Ortega.
DISPARATES
Para justificar la saña con que ha actuado el Gobierno de Nicaragua contra estas personas que solo inspiran solidaridad, se ha alegado “soberanía” como si viniesen a apropiarse de nuestro territorio. Ni siquiera son ilegales porque tienen pasaporte y visas de tránsito de Costa Rica y piden pasar “legalmente” por Nicaragua. Se ha recurrido a las tradicionales diferencias nicaragüenses-costarricenses para estimular el nacionalismo, se ha hablado de “seguridad nacional” y ya por último, cuando se han caído por su propio peso, tan flojos argumentos, Nicaragua condiciona el paso de los cubanos si Estados Unidos da el mismo tratamiento a los migrantes centroamericanos. Imagínense. Orín fuera del guacal. Como si Estados Unidos estuviese ansioso porque lleguen los cubanos para dejarse chantajear. El asunto era enredar el tema. Salir con cualquier disparate, y así como pidieron una ley de “ajuste” para los centroamericanos bien pudieron exigir la paz en el Medio Oriente, el fin de la hambruna en África o el desarme nuclear.
MANDADERO
Si Nicaragua tiene mucho que perder, y nada que ganar, poniéndose de bravucona y antiinmigrante en un pleito ajeno, ¿por qué creen ustedes que lo hace? La única explicación que encuentro es que Ortega, otra vez, le está haciendo los mandados a alguien. Y puede ser a Estados Unidos, que no quisiera quedar como el malo impidiendo la entrada de los cubanos que buscan su país, o a Cuba, que en estos momentos de plática, no puede detener a garrote a los cubanos que quieran salir, por eso podría estar pidiéndole a su socio que le haga el ‘favorcito’. ¿A quién creen ustedes que le hace el mandado?
PANDILLA
Lo que el régimen de Ortega parece no darse cuenta es que ya los tiempos no son los mismos de hace apenas dos años. Antes, a estos temas les caían en pandilla en los foros internacionales, según al seña que les hicieran desde Cuba o Venezuela. Y por ilógico que resultara se salían con la suya. Ahora, en el SICA, Nicaragua quedó solitaria haciendo el ridículo. Cada vez hay menos bolivarianos. Ya no hay coro.
LAS SEÑALES
Ortega debería saber leer las señales para entender que las cosas están cambiando en el mundo, en general, y en Latinoamérica, en particular. En el 89 no supo leer lo que se venía, cuando se desintegró la Unión Soviética, su pandilla de entonces. Ahora comienza lo que parece ser el derrumbe del llamado “Socialismo del siglo XXI”. Hay cambio de Gobierno en Argentina, el chavismo se cae a pedazos en Venezuela, ya no hay un Insulza en la OEA, y Cuba, inteligentemente, realiza un “pisa y corre” para sobrevivir.
DEPREDADORES
Si alguna característica común han tenido los regímenes de este socialismo es el populismo basado en la depredación de los recursos del Estado. Prometen acabar con la pobreza y lo que hacen es quitar las libertades y repartir lo que encuentran creando una ilusión de mejoría que no resulta sostenible. Es como que un gerente asuma una empresa y empiece a duplicar el salario de los trabajadores, a regalar los vehículos y bienes, a dar más días libres y menos de trabajo. Habrá trabajadores felices por un rato, hasta que la empresa quiebre y se queden sin trabajo. Por eso este tipo de regímenes está condenado a una vida corta. Bien lo dijo la política británica Margaret Thatcher, la famosa Dama de Hierro: “El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero (…) de los demás”.
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