Derbi de doble filo

La Real dispone mañana en San Mamés de la gran ocasión de revertir la tendencia a la baja de los cinco últimos partidos

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La Real quiere sumar los tres puntos en el derbi

MD

Casi sin solución de continuidad, sin tiempo para lamerse las heridas, la Real regresará mañana a la competición. Y lo hará con un partido grande, el último derbi de la temporada en San Mamés, un encuentro que supone, casi en proporciones idénticas, una magnífica oportunidad y una indudable amenaza. Una noche en la que los txuri urdin pueden dar a su afición la última gran alegría de esta triste campaña o, por contra, ahondar definitivamente en el indudable desencanto que se vive en torno al equipo tras su enésima decepcionante puesta en escena, el sábado contra el Villarreal. Un derbi de doble filo. David Moyes contará con todas sus herramientas para hacer frente al Athletic que tendrá las bajas de los lesionados Muniain e Ibai Gómez y el sancionado Etxeita. Es decir, desde el punto de vista de efectivos no habrá excusas ya que Moyes podrá alinear su ‘once’ de gala o, cuanto menos, el que él considera idóneo para ganar en Bilbao. Un propósito, el de derrotar a los rojiblancos en San Mamés, para el que lo primero será elevar exponencialmente las prestaciones futbolísticas que la Real viene exhibiendo en los últimos cuatro partidos.

Tanto en lo referente al juego posicional y el dinamismo con el balón, como, especialmente, en lo que tenga que ver con la estrategia. La debilidad que está mostrando la escuadra txuri urdin a la hora de defender el balón parado puede ser letal en Bilbao, frente a un adversario especializado en sacar el máximo provecho a ese faceta del juego.

Aumenta la decepción

La tendencia a la baja, la caída libre en la que está inmersa la Real desde que se reanudó la Liga en Córdoba hace cinco jornadas vivió el sábado en Anoeta su máximo exponente, con un desencanto reflejado no sólo en la deserción de las gradas, en la flojísima asistencia. Una vez que el equipo se quedó sin grandes objetivos clasificatorios, estos últimos partidos se tomaron como la rampa de salida con la que ilusionarse de cara a la próxima temporada. La decepción, sin embargo, aumenta cada jornada y se está acercando a peligrosos territorios como el hastío o la indiferencia. Sin perder de vista que empieza a calar entre no pocos seguidores txuri urdin la falta de fe en que pueda llevarse a cabo una reconstrucción hacia un equipo competitivo, sin que medie una revolución que en palabras de Loren “no va a existir”. Si ésta va a seguir siendo la base del próximo proyecto, el equipo ahora no ofrece síntomas para creer en un futuro mejor. Con tres puntos y tres goles a favor en los cinco últimos partidos en los que no han ganado, llevarse el derbi sería una de las últimas grandes oportunidades de cambiar el estado de ánimo de la alicaída afición txuri urdin.

Engancharles mínimamente para que el viernes, 1 de mayo, acudan a Anoeta y que el puente del 1 de mayo no provoque que el duelo frente al Levante se juegue en familia. Serán los propios futbolistas y el entrenador los que tengan que encontrar los recursos para mañana ser más duros y competitivos, ya que enfrente van a tener un rival que ha ganado siete de sus diez últimos partidos y que ayer se puso a un punto de la séptima plaza. Además, no gana un derbi desde que se llevó el del 4 de marzo de 2012 en San Mamés (2-0) por lo que le van a sobrar motivación y revoluciones para ir a por un partido en el que o la Real deja atrás el bajísimo perfil que preside su juego o no tendrá opciones.

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