Noticias del español

| ISABEL GARZO (Yorokobu.es)

Frases patas arriba

Por qué a veces las frases nos salen como si las hubiéramos estado agitando (y por qué, a pesar de estar mal construidas, casi siempre las entendemos sin problemas).

Imagina esta situación: en el trabajo tenéis un proyecto complicado entre manos. Aunque por fin lo habéis entregado, cuando llega el fin de semana, tu jefe te pide que estés atento por si surge alguna urgencia relacionada con el mismo. En concreto, te dice lo siguiente: «mejor si no te puedes ir de Madrid».

Tú entiendes lo que quiere decir porque tienes un contexto. Porque las palabras están ahí en ese momento y tú las recibes como elementos separados de un bizcocho. Al llegar a tu cabeza, las palabras vuelven a juntarse, forman el bizcocho y tienen sentido para ti: tu jefe prefiere que no salgas de la ciudad por si, por una emergencia, tuvieras que ir a la oficina.

Pero, si te paras un poco a mirar la frase de una forma literal, esta dice algo muy distinto a lo que has entendido y a lo que tu jefe quería expresar. No es lo mismo no poder irse de Madrid que no irse de Madrid. Todo depende, una vez más, del orden de las palabras en la frase. Lo que tu jefe quiere decirte es: «mejor, si puedes no irte de Madrid». Es decir, él prefiere que al empleado le sea posible (pueda permitirse, le parezca bien) no irse de la ciudad (aunque conserve intacta su posibilidad de salir).

[…]

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