Pintura

Edward Hopper: Realismo americano del siglo XX y Escuela Ashcan

mayo 15, 2023


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Edward Hopper

Nació en Nyack, pequeña ciudad a orillas del Hudson, en el condado de Rockland, estado de Nueva York, el 22 de julio de 1882, en el seno de una familia burguesa y culta.
Se formó en la New York School of Art, a partir de 1900.


En la Escuela coincidiría con pintores que serían grandes figuras en la pintura norteamericana del siglo XX, tales como Guy Pène du Bois, Rockwell Kent, Eugene Speicher y George Bellows.


Sus maestros, que ejercerían una influencia determinante en su obra posterior fueron:
Kenneth H. Miller, que le educó en el gusto por una pintura nítida y limpia, organizada en una composición espacial ordenada.


Robert Henri, que contribuyó a liberar el arte de la época del peso de las normas del academicismo y William Merrit Chase.


Al finalizar sus estudios oficiales, trabajó durante un tiempo como ilustrador publicitario de una importante empresa norteamericana.


En 1906 viajó por Europa. En París contactó con el impresionismo y experimentó con él en algunas de sus obras.


En 1907 continuó su viaje por Londres, Berlín y Bruselas.


Sin embargo, su personal e inconfundible estilo comenzó a perfilarse durante su segunda estancia en la capital francesa, en 1909, en la que permaneció seis meses; en esos años  pintó en Saint-Germain y en Fontainebleau.


Está considerado uno de los miembros de la llamada Escuela Ashcan, que con el liderazgo de Arshile Gorky, llevó el expresionismo abstracto a Estados Unidos, tras la II Guerra Mundial.


Los rasgos más característicos de su pintura son su juego «rebuscado», entre luces y sombras, sus interiores descriptivos, que aprendió de la obra de Degas.


Su personal técnica se perfeccionó en el tercero de sus viajes a Europa, en el que visitó de nuevo París y España.


Pero sobre todo lo que más impacta de la pintura de Hopper es el tema central de casi todos sus cuadros: la soledad.


Cuando en la vieja Europa triunfaba la pintura vanguardista, el fauvismo, el cubismo y el arte abstracto, Hopper se decantó en sus gustos por Manet, Pissarro, Monet, Sisley, Courbet, Daumier, Toulouse-Lautrec , y por dos de los viejos maestros españoles, Francisco de Goya y Diego Velazquez.


Regresó a Estados Unidos, donde ya se establecería y residiría hasta su muerte. Conservó en su pincelada la influencia de los impresionistas franceses, de Rembrandt, de Goya y de Velázquez.


Empezó a pintar temas relacionados con la vida cotidiana estadounidense, sobre todo las representaciones de imágenes urbanas de Nueva York, y de la costa cercana a Nueva Inglaterra.


Entre 1915 y 1923 abandonó de forma temporal la pintura, dedicándose al grabado, usando la punta seca y el aguafuerte, trabajos con los que cosecharía numerosos premios, alguno de la National Academy.


El éxito conseguido con una exposición de acuarelas en 1923, y otra de lienzos, en 1924, hicieron de él, un autor de referencia de los realistas que pintaban escenas estadounidenses.


En la década de 1930, a causa del aislacionismo, aumentó enormemente su fama, aunque su prestigio respecto de la crítica, comenzó a crecer realmente a partir de su muerte, en 1967, cuando empezó a ser reconocido como uno de los grandes maestros del arte del siglo XX, y no sólo como un ejemplo de la pintura realista americana


Su pintura evolucionó en su etapa más madura, hacia un fuerte realismo que resulta ser «la síntesis de la visión figurativa unida al sentimiento poético que Hopper percibe en sus objetos.»


Imágenes urbanas o rurales, inmersas en el silencio, en un espacio real y metafísico a la vez, que comunica al espectador un sentimiento de alejamiento del tema y del ambiente en el que está inmerso bastante fuerte.


Hopper consiguió esto por medio de una esmerada composición geométrica del lienzo, por un sofisticado juego de luces, frías, cortantes e intencionadamente «artificiales», y por una extraordinaria síntesis de los detalles.


La escena aparece casi siempre desierta; en sus cuadros casi nunca encontramos más de una figura humana, y cuando hay más de uno lo que destaca es la alienación de los temas y la imposibilidad de comunicación resultante, que agudiza la soledad. Algunos ejemplos de este tipo de obras son Nighthawks o Despacho en una ciudad pequeña (1953).


En 1933 el Museo de Arte Moderno de Nueva York le consagró la primera retrospectiva, y el Whitney Museum, la segunda, en 1950.


Murió en su estudio neoyorquino, cerca de Washington Square, el 15 de Mayo de 1968.


En el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid,  organizó exposición de su obra en 2012.  La colección permanente de este museo posee cuatro obras del artista: «El «Martha Mckeen» de Wellfleet», de 1944; «Habitación de hotel», de 1931; «Árbol seco y vista lateral de la casa Lombard», de 1931 y «Muchacha cosiendo a máquina» de 1921.


*Federico García Fernández en el Ideal de Granada, escribe a propósito de esta exposición: «En su pintura hay una fuerza visual puramente cinematográfica, heredada de ese nuevo lenguaje del siglo XX. Sus cuadros congelan la vida en escenas que son fotogramas de historias más largas que la imaginación del espectador se esfuerza en completar porque, de algún modo, ya hemos conocido a esos hombres y mujeres que aparecen en el interior de hogares, cafeterías, hoteles y oficinas. Los hemos visto en fotografías de la Gran Depresión, en los melodramas y el cine negro de los años treinta o cuarenta, en la sociedad sin alma que asoma en las novelas de Dashiell Hammett, o en la literatura de Steinbeck y del primer Hemingway.
La obra de Hopper es un estado de ánimo, una invitación a entrar en alguna profundidad de nosotros mismos donde todavía guardamos el recuerdo de las cosas que nos han hecho sufrir, de las que nos han causado una tristeza ya lejana pero que recuperamos al verla en esos hombres y mujeres tan callados, seres que parecen habitar un mundo que no pertenece del todo a los vivos y, tal vez por eso, nos crean un poco de inquietud y hasta de miedo con su mutismo. También las casas victorianas, los trenes, puentes y moteles parecen esconder una amenaza, ser escenarios de algún suceso antiguo y dramático, o donde algo inquietante está a punto de suceder.» (Ideal de Granada – 16-7-2012)


*Entrada publicada el 15 de julio de 2012. Ha sido actualizada y ampliada con más de 80 nuevas obras, el 15 de mayo de 2023.

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12 Comments

  • Reply Bitacoras.com julio 16, 2012 at 4:25 pm

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    […] clásica y a Daniel Mendelowitz  con el que llegó a compartir la pasión por la obra de Edward Hopper, que influiría poderosamente a Diebenkorn en sus primeras […]

  • Reply George Tooker: Realismo mágico y social norteamericano | Trianarts enero 20, 2014 at 2:29 am

    […] sus primeras obras es clara la influencia y fue comparado con pintores como Andrew Wyeth, Edward Hopper y de sus grandes amigos Jared French y Paul […]

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    […] tiempo otras ciudades del mundo también pasaron a ser objeto de sus obras. A pesar de que admira a Edward Hopper, sus paisajes urbanos se distancian de los de éste, pues evitan las escenas nocturnas y cualquier […]

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    […] En sus obras más tempranas, sus pinturas están más cercanas al abstracto, pero desde 1976, comienza a introducir elementos figurativos y al final de la década de 1970, su realismo adquiere gran fuerza expresiva dejándose ver en sus cuadros, las influencias de Max Beckman y Lucian Freud por un lado y por los naturalistas norteamericanos Winslow Homer, John Singer Sargent o Edward Hopper. […]

  • Reply Nigel Van Wieck: Realismo, melancolía y soledad » Trianarts mayo 3, 2015 at 8:37 pm

    […] En poco tiempo se convirtió en uno de ellos, trabajando prolíficamente  a lo largo de más de tres décadas. Es imposible observar la pintura de Wieck y no traer a la memoria la de Edward Hopper. […]

  • Reply Anselmo Lucio mayo 16, 2015 at 4:20 pm

    Gracias por tu entrada, Concha, algunos de los cuadros no los conocía. Tu blog es un oasis espiritual.

  • Reply Santos Domínguez: Hopper » Trianarts junio 13, 2015 at 9:54 pm

    […] imagen es una reproducción del cuadro de Edward Hopper en el que está inspirado el […]

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  • Reply Robert Henri: Los Ocho y la Escuela de Ashcan - Trianarts octubre 26, 2015 at 1:22 pm

    […] como profesor de la escuela de arte New York School of Art, donde tuvo entre sus alumnos a Edward Hopper, Rockwell Kent, Joseph Stella, George Wesley Bellows, Norman Raeben, Louis d. Fancher y Stuart […]

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