Las crónicas de un continuo despertar

29/agosto/2015

Arít León Rodríguez

En nuestro país actualmente se calcula que el número de internautas es de casi 52 millones de personas. De ellas, un promedio de 12 millones de niños y adolescentes que usan tecnologías de la información, son las principales víctimas del grooming, un nuevo ciberdelito donde el adulto persuade a un menor de edad para establecer prácticas sexuales, las cuales inician con el intercambio de fotografías eróticas, robo de identidad o extorsiones entre otros.

Las redes sociales son el lugar más habitual donde encontrar imágenes de sexting: niñas menores de edad suben este tipo de fotos a redes sociales online como MetroFlog, Facebook, etc. e incluso se ha denunciado un caso (México, comienzos de 2011) de un padre que había encontrado en Youtube el vídeo de su hija de 15 años teniendo sexo con un adulto.

Las autoridades mexicanas advierten de que estas publicaciones enviadas por los adolescentes pueden proporcionar información a potenciales abusadores sexuales, ciberacosadores, explotadores sexuales, pornógrafos o pederastas.

El uso de los teléfonos inteligentes permite encontrar en redes sociales como Twitter o Facebook un espacio para conocer gente que muchas de las veces no es la que dice ser.

De acuerdo con la red social Facebook, al menos 80 millones de perfiles registrados en todo el mundo son falsos.

Sin embargo el “Grooming”, es un delito aún desconocido para muchos usuarios y padres de familia mexicanos, que por ignorancia no previenen una situación de peligro.

La mayoría de los menores que han sido víctimas de grooming en México tienen menos de 12 años, según los expertos, y generalmente no se sienten agredidos porque son seducidos y responden a cosas materiales atractivas.

Debido a su gravedad, los especialistas sugieren a los padres de familia mantener una constante comunicación con sus hijos, en el sentido de que las redes sociales son la actividad principal de 77 por ciento de los internautas, después del uso del correo electrónico.

El grooming tiene una relación paralela con el sexting.

El sexting es el intercambio de imágenes íntimas o videos con contenido erótico o sexual. Su práctica demuestra cómo la tecnología afecta la sexualidad y la salud de las nuevas generaciones.

Un estudio analizó el comportamiento de 3 mil 447 jóvenes entre los 18 y 24 años y reveló que más de la mitad de los encuestados aseguró haber recibido mensajes o fotografías con contenido sexual.

De la misma forma, confesaron haber mandado ese tipo de información a su pareja.

La diferencia entre ambos es que éste último es un acto consensuado entre iguales.

Los motivos por los que lo los jóvenes lo hacen son principalmente para coquetear y ganar popularidad.

Con el grooming especialmente, los niños y niñas son traicionados en internet.

El adulto falsea su identidad, se convierte en su ‘amigo’, lanza el cebo y se muestra como una persona que lo entiende y ayuda.

Puede llegar a comprarle regalos o incluso convencerlos de que es amor.

La relación es construida en internet hasta que el abusador convence al niño de que hay un lazo especial y deberían verse cara a cara.

En marzo de este año el Ncmec ( The National Center for Missing & Exploited Children’s) dio a conocer un estudio que arroja datos preocupantes: el 20% de los jóvenes cibernatuas se han tomado fotografías o videos sugestivos; otro 20% ha recibido invitaciones para hacerse este tipo de retratos; un 45% ha compartido material erótico propio o de la red, y 10% lo ha publicado en sus perfiles o enviado a sus contactos.

En materia legislativa, penal y de prevención, tanto autoridades como padres de familia estamos lejos de un estado ideal para luchar contra el grooming en México y evitar sus consecuencias.