Río Grande.- En 1917 se agregaron a la red de los ferrocarriles nacionales de México los tramos Tampico – El Higo – Cañitas de Felipe Pescador – Durango, con 147 kilómetros.
Ello revolucionó los aspectos social y económico de Río Grande, pues de paso resolvió la comunicación de la demarcación.
La estación que se construyó entonces, con modernas y funcionales instalaciones, marcaba un gran paso en el desarrollo de la red ferroviaria y de las comunicaciones locales.
Esa gran expectativa que se vivía en esos tiempos fue engalanada el 15 de julio de 1917, fecha señalada para la inauguración del lugar, con la llegada del tren.
José Arturo Castillo Ramírez, cronista municipal, informó que fue a las 13 horas de ese día, cuando llegó: “apareció la gran figura, llegó el medio tan esperado. El tren de pasajeros y un convoy de varios vagones, todos de primerísima clase y con ellos personalidades del mundo social y político”.
Dichos personajes, resaltó, fueron recibidos por el gobernador del estado, Enrique Estrada, por el presidente municipal César Aguado y el cabildo municipal en pleno.
“Grande fue el arrebato de alegría y emoción que autoridades y pueblo degustaron de un banquete, ya que este acto tenía trascendencia en todo el estado, pues la inauguración de la estación y de este ramal incorporaba a nuestro pueblo al progreso, al igual que a varios municipios”, manifestó el cronista.
El tren en la historia
El ferrocarril mexicano fue utilizado para librar batallas en los años subsecuentes a grandes escalas, “era el principal medio de transporte de Río Grande y de todas partes”, resaltó.
Castillo Ramírez, recordó que la historia del ferrocarril mexicano se remonta a los tiempos en los que México se comenzaba a formar como nación.
“El trazo de las vías férreas conducen por diversos lugares de la nación que, al correr de los años han sido, las mismas vías, testigos de importantes acontecimientos, cuyo conjunto define el perfil actual de la nación”.
Cada sitio por el que cruza, consideró, habla de un pasado, en ocasiones lejano que revela la identidad de un país.
“En México las líneas férreas sugieren una cobertura de los corredores económicos más activos, pero también obedecen a la necesidad de comunicar el extenso territorio mexicano, con este medio y estas líneas se recorrían distancias y se perseguían los grandes sucesos y eventos que forjaron el México de hoy”.
Explicó que en 1910, cuando estalló la Revolución Mexicana se peleó sobre rieles y es durante el gobierno de Francisco I. Madero que la red aumentó 340 kilómetros.
“Podría decirse que México nació de la mano del ferrocarril, dado que éste jugó un papel muy importante en la revolución y las otras épocas en las que México se organizó como nación; (Venustiano) Carranza, (Francisco I.) Madero y (Francisco) Villa, firmaron muchos acuerdos y tratados en carros de ferrocarril”.
Es innegable, sostuvo, “el legado histórico que nos dejó este medio, y hoy día, este edificio majestuoso nos dice que su interior se encuentra frío, solo, esperando que la sociedad y autoridades riograndenses lo rescaten para convertirlo en un espacio para exhibir cualquier manifestación de arte”.
La estación de ferrocarril de la localidad ha sido escenario de innumerables artistas, aspirantes a candidatas a reina de la región y más personajes, para portadas de revistas, “sin lugar a duda es un rincón de historia que visitan las personas cuando acuden a Río Grande”, puntualizó el cronista.